Es común que en determinados momentos de nuestras vidas y dependiendo de las circunstancias, nos sintamos un poco desanimados, sin ganas de hacer mucho, incluso hasta tristes y cansados.
Si nos pasa a nosotros siendo adultos, los niños tampoco pueden escaparse de esta sensación, especialmente en períodos de sus vidas en los que sienten que el agotamiento les gana, como la etapa de exámenes o el final del año escolar.
Sin embargo, muchos niños también manifiestan sentirse de esta forma por períodos prolongados, incluso cuando las circunstancias a su alrededor no están dadas para que se sientan de esa forma. A veces ellos no lo expresan, sino que somos nosotros como padres y cuidadores o adultos significativos en sus vidas quienes nos damos cuenta.
Los notamos cansados, irritables, con poco ánimo y sin ganas, y en muchas ocasiones tendemos a etiquetarlos como “perezosos” o les reclamamos que poco ayudan en casa.
Cuando esto sucede, más allá de ser simple pereza, puede significar que tu hijo o hija se sienten desmotivados, y esto sí que es importante atenderlo, y tú como mamá o papá cumplen un papel fundamental.
Sentirse desmotivado quiere decir, que ha perdido la capacidad de encontrar en por sí mismo, el ánimo o las ganas necesarias para llevar a cabo determinada actividad, bien porque se siente inseguro, o porque algo en él o ella los está afectando a tal punto de que son incapaces de encontrar los aspectos positivos en ellos que los ayudan a lograr sus objetivos.
Muchas veces lo confundimos con pereza, porque ellos como niños quizás aun no tienen la posibilidad de expresar con palabras lo que están sintiendo, por lo que somos nosotros los adultos los que le atribuimos un significado a su comportamiento, basándonos únicamente en lo que observamos sin antes conversar con ellos.
Acá, algunos consejos prácticos que te servirán para lograr que tus hijos encuentren esa motivación que les hace falta.
- En primer lugar conversa con ellos. Muchas veces la causa de la desmotivación puede ser un estado depresivo o de tristeza que por supuesto tiene alguna razón oculta. Hay ciertas situaciones que aunque a nosotros puedan parecernos pequeñas o insignificantes, a los niños, y sobre todo a los niños pequeños les afectan en gran medida, por lo que debemos estar atentos a lo que pueda estar ocurriendo. Cosas tan sencillas como un cambio de maestra o salón de clases, una mudanza, el viaje de algún familiar, los afectan lo suficiente como para sentirse desmotivados, porque el gran cambio que esto representa para ellos, por lo que conversar con ellos antes de regañar o juzgar, siempre será la mejor opción.
- Una vez que hayas identificado la causa, puedes trabajar en ello, preguntándoles qué necesitan para sentirme mejor, brindándoles un poco más de tu tiempo y atendiendo sus necesidades, hasta que veas que poco a poco su conducta vuelve a la normalidad.
- Si por el contrario no encuentras alguna razón aparente para la desmotivación, o sientes que conversar con ellos no te está funcionando, hay otros métodos que podemos utilizar. Uno de ellos es la tabla de puntos. Ésta es una estrategia que utiliza frecuentemente con niños pequeños, sin embargo con un poco de creatividad y observación, puedes adaptarla a la edad de tu hijo/a. Cuando un niño no encuentra por sí mismo la motivación necesaria para llevar a cabo determinada actividad, se hace necesario que las personas más importantes de su entorno le brinden esa motivación que le hace falta, y para eso es que se utiliza la tabla de puntos. Esta técnica se trata básicamente de realizar junto a tu hijo una cartelera en la que deberán escribir todos sus deberes o actividades diarias y dejar un espacio en cada día, para colocar un punto por cada actividad que haya cumplido, como forma de refuerzo positivo. Los puntos pueden ser otorgados por medio de calcomanías, caritas felices o cualquier otra cosa que al niño/a le llame la atención. Al final del día si vemos que ha cumplido con todas o la mayoría de sus actividades, podremos otorgarle algún beneficio que sea llamativo para él/ella. No es necesario que los beneficios sean cosas materiales, a veces hasta una hora de tu tiempo dedicada exclusivamente a jugar con ella o él, es suficiente para que se sienta motivado/a a continuar realizando sus actividades. Lo importante de esta estrategia es que no la utilicemos para absolutamente todo, únicamente para aquellas cosas que sabes que a tu hijo/a le cuesta hacer a llevar a cabo, y finalmente cuando veas que su rutina ya se convertido en un hábito, dejar de utilizar la tabla de puntos progresivamente.
- El refuerzo positivo es de los factores más importantes a tomar en cuenta cuando un niño se siente desmotivado. Utiliza palabras positivas y afectuosas cada vez que tu niño realice cosas que antes no hacía o que para él/ella resulten difíciles de llevar a cabo. Por ejemplo, si le cuesta ordenar su cama, el día que lo haga dile lo feliz que te sientes de que lo haya hecho y lo orgullosa/o que estás. De ésta forma sentirá que todo su esfuerzo está siendo tomado en cuenta, y se sentirá mucho más motivado a continuar haciéndolo. Analicemos, a todos nos gusta escuchar palabras positivas y de aliento, así que ¿por qué no hacerlo con tus hijos? Te darás cuenta de todo lo que tú y ellos pueden lograr con un simple “lo has hecho muy bien” o una palmadita de afecto en la espalda, a veces hasta con un simple pero reconfortante abrazo.
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