Día a día y hora tras hora, nuestro cerebro genera una gran cantidad de pensamientos, producto de las situaciones a nuestro alrededor y todo lo que pasa en nuestro entorno.
Es decir, ante cualquier evento o situación, por muy pequeño o insignificante que sea, nuestro cerebro genera un pensamiento, que va a determinar nuestra reacción o respuesta a esa eventualidad.
Los pensamientos puede ser positivos, neutros o negativos, y éstos a su vez van a determinar nuestras emociones.
La mayoría de los pensamientos que tenemos a diario, son neutros, porque no tienen una connotación demasiado positiva o negativa; sin embargo, muchas personas también andan por sus vidas, teniendo pensamientos negativos constantemente.
Es normal que ante determinadas situaciones que nos afectan, tendamos a pensar negativamente, el problema se presenta cuando éste es el único tipo de pensamiento que tenemos, o al menos cuando es el más dominante.
Es lo que conocemos típicamente como pesimismo, esa característica particular de algunas personas, de sólo ver lo negativo de lo que pasa. Aunque no lo parezca, tener este tipo de pensamientos a diario termina afectándonos más de lo que creemos.
En artículos anteriores hemos hablado de cómo el lenguaje edifica, y tiene la capacidad de construirnos o destruirnos dependiendo de cómo lo manejemos.
Pues lo mismo pasa con los pensamientos, porque son precisamente eso, lenguaje, que aunque no lo expresemos verbalmente, está dentro de nosotros, por lo tanto tiene la misma capacidad y efecto.
Por ejemplo, cuando un niño nace, no sólo los padres sino además casi todos los familiares, colocan en él un sinfín de expectativas y etiquetas que poco a poco van a ir construyendo su personalidad, “Va a ser inteligente como su mamá” o “Será un gran deportista como papá” o incluso cosas como “Ojalá no sea mujeriego como su padre” “Es tremendísima como era su mamá” o si es niña inmediatamente comenzamos a imaginar cómo será su fiesta de quince años, su boda el hombre con el que se casará.
Hacemos estas cosas de forma automática e inconsciente, y de lo que no nos damos cuenta es de lo que los niños vienen al mundo al blanco, con la capacidad de ser cualquier cosa que ellos deseen, y que lo que digamos de ellos tendrá un papel fundamental en su construcción.
Pues, lo mismo ocurre con los pensamientos, si estamos constantemente pensando en que cosas malas van a suceder, que todo nos saldrá mal, que nadie nos quiere ni podrá querernos, que no conseguiremos el trabajo que queremos o la casa soñada, que todos piensan mal de nosotros, etc., muy probablemente las cosas van a suceder de esa forma, porque es lo que estamos atrayendo.
Y no se trata necesariamente de energías positivas y negativas o la ley de la atracción, creamos en ello o no, se trata más bien de que si andamos por la vida pensando en negativo, nuestras acciones nos llevarán a que todo sea negativo, lo que reforzará nuestra creencia, y de allí se generarán más pensamientos negativos. Es como un círculo vicioso, del que difícilmente saldremos si no logramos identificarlo.
Si un pensamiento determina la respuesta o reacción que vamos a tener ante determinada situación, tener pensamientos negativos generará respuestas negativas.
Tendemos a pensar que nuestras acciones determinan la forma en la que vivimos la vida, cuando en realidad son nuestros pensamientos y palabras lo que determina nuestras acciones. Somos lo que pensamos y decimos que somos.
Por lo tanto si es tu caso, y te has dado cuenta de que constantemente tienes pensamientos negativos, es hora de hacer un cambio a no ser que desees pasar el resto de tu vida con esa carga de pesimismo y negatividad.
Aunque puede no ser fácil, como todo, tampoco es imposible si te tiene la disposición para hacerlo.
Comienza por enfocarte en esos pequeños detalles del día a día que pueden generar respuestas positivas en ti, y poco a poco verás como esos pensamientos van cambiando.
A veces basta con simplemente darnos cuenta de todo lo que tenemos y cómo podemos usarlo a nuestro favor, el simple hecho de estar vivo y contar con buena salud, ya te abre un sinfín de posibilidades de mejora y crecimiento.
Recuerda, pensamientos positivos dan lugar a acciones positivas, y acciones positivas te llevan a ser agradecido y sentir satisfacción por lo que puedes lograr. Dale un giro a tus pensamientos y comienza a darte cuenta de todo lo que tienes a tu favor.
***Si te gustó este artículo, suscríbete a nuestro boletín semanal donde recibirás temas que son de tu interés, al igual que podrás colaborar con ideas y recomendaciones para nuestro equipo de escritores.
Para suscribirte completa el siguiente formulario con tu nombre y dirección de correo electrónico.
[mc4wp_form id=»3994″]