El Acoso escolar, mejor conocido como “Bullying”, se trata de una expresión de violencia dentro del contexto educativo. Se habla de acoso escolar cuando suceden acciones violentas repetitivas hacia un mismo niño, o por parte de un niño hacia sus pares.
El término también comenzó a utilizarse como una forma de diferenciar el Bullying o acoso escolar como tal, de aquellos sucesos aislados en los que los niños pelean y se agreden físicamente, por malentendidos que no saben de qué otra forma resolver.
El Bullying o acoso escolar no es un fenómeno nuevo, por el contrario, ha existido por años entre nosotros, sin embargo, es en nuestros tiempos que se le ha colocado un nombre o etiqueta.
Probablemente todos recordamos a ese “compañero de clase” que disfrutaba jugándole bromas o acosando a los más tímidos o menos populares, pero quizás en nuestra época las acciones no eran tan significativas o importantes como lo son ahora.
Es por ello que quizás el Acoso escolar ha tomado tanta importancia en los últimos años, ya que es alarmante la cantidad de casos de niños y adolescentes que lo viven, y sufren grandes consecuencias por ello; desde trastornos de ansiedad, baja autoestima, hasta depresión y en el peor de los casos, suicidio.
Es común escuchar a personas comentar acerca de cómo ellos también sufrieron de Bullying cuando eran jóvenes (o eran los acosadores) y cómo lo superaron porque en aquél tiempo no se le daba la importancia que se le da ahora, y porque eran (o son) comportamientos normales de los niños.
Si bien es cierto que anteriormente también existía la violencia dentro del contexto escolar, y no se hablaba de un fenómeno tan grande como lo es ahora, las acciones de “acoso” que se experimentaban en nuestros tiempos tampoco pueden compararse con lo que viven nuestros chicos en la actualidad.
Actualmente, con el fácil acceso que tienen los niños y adolescentes al internet, con los programas de televisión que son cada vez más violentos, con la sociedad en la que vivimos que cada día se aleja más de ser verdaderamente “humana”, y el ritmo de vida que mantenemos los adultos que nos deja poco espacio y tiempo para dedicarle a los niños, éstas acciones de acoso escolar han incrementado en cantidad, y en la magnitud de los actos violentos.
Es por esta razón que el Bullying o Acoso Escolar es un fenómeno que no podemos dejar de lado. Es necesario que le prestemos atención y tomemos las acciones correctas y necesarias para enfrentarlo.
Para que exista Acoso Escolar, debe haber al menos dos personas implicadas en el asunto, La víctima y El victimario. Usualmente, el perfil del Victimario o acosador es el de un chico conflictivo, con carencias emocionales y baja autoestima, cuyos conflictos internos y mecanismos de defensa lo llevan a proyectar una imagen de “seguridad” y “autoridad” a través de la violencia.
Por su parte, el perfil de la víctima es el de un chico tímido, igualmente con baja autoestima, en algunos casos, poco popular, y con sentimientos de indefensión e inseguridad. Aunque no siempre es así, puesto que cualquiera, independientemente de sus características personales, está expuesto a ser víctima o victimario dependiendo del contexto en el que se desenvuelva.
Es importante que sepamos identificar las características de cada uno de ellos, porque nos puede dar pistas de si nuestro hijo, alumno o algún chico o chica cercana a nosotros, está sufriendo de acoso escolar. Regularmente cuando un niño está siendo acosado en su escuela, intenta evitar todo este tipo de situaciones a toda costa y con cualquier cantidad de excusas.
Manifiestan tener dolores de cabeza o de estómago (en algunos casos reales, se llama “somatizar”) frecuentes para evitar asistir al colegio, son extremadamente callados y evitan dar información acerca de cómo les está yendo en la escuela, tienen pocos amigos, y en algunos casos manifiestan expresamente no querer asistir más a clases. Cuando observamos algunas de estas manifestaciones en nuestros chicos, alerta, porque probablemente esté siendo víctima de acoso escolar.
Ahora bien, ciertamente al Bullying o Acoso escolar hay que hacerle frente, sin embargo, ¿Por dónde comenzar? Pues bien, la respuesta está en la crianza. Esto no quiere decir que la culpa de que un chico sea acosador o de que otro sea víctima es estrictamente de los padres (como normalmente lo hacemos ver), porque en realidad, el mundo actual tampoco está funcionando de tal forma que los niños puedan escapar a la violencia.
Sin embargo, si hay muchas cosas que los padres pueden hacer desde sus posibilidades, para evitar que se presenten este tipo de situaciones, y lo primero es estar presentes. Si no estamos presentes activamente en las vidas de nuestros hijos, difícilmente sabremos por lo que pueden estar pasando, y tampoco podremos ayudarles a encontrar soluciones adecuadas a los problemas que los aquejan.
Regularmente, los niños que se vuelven acosadores, no necesariamente vienen de familias disfuncionales, también vienen de hogares en apariencia “normales” pero cuyo contacto afectivo y presencia parental, está ausente.
Quizás en casa no seamos violentos, pero si no estamos pendientes de nuestros hijos y de lo que ven, escuchan y hacen, probablemente encuentren ejemplos de violencia en otras partes y quieran imitarlos. Recordemos que los niños aprenden por imitación, y muchas veces recurren a este tipo de actos como forma de pertenecer a un grupo o recibir la atención que en casa no reciben.
Por otra parte, también están los casos en los que la violencia la aprenden en casa, y esto lamentablemente, es más común de lo que se cree. Tendemos a aplaudir la famosa “nalgada a tiempo”, los correazos y los golpes cuando los niños se portan mal, los gritos para lograr que nos hagan caso, de lo que no nos damos cuenta es de que les estamos enseñando que se puede pegar, violentar y gritar a alguien más, para lograr someterlos a nuestra voluntad.
Por ende debemos estar muy atentos a qué es lo que estamos enseñando en casa, porque sí es cierto que en la crianza debe haber firmeza y límites, pero nada justifica los golpes. Por otra parte, si como padres y maestros nos enfrentamos ante una situación de bullying, son principalmente dos cosas las que debemos hacer, atender a la víctima y además, atender al victimario.
Cuando nos enteramos de que estamos ante una situación de acoso escolar, tendemos a brindarle toda la atención a quién lo ha sufrido, y con el acosador nos limitamos a darle algún tipo de castigo advertirle de las consecuencias negativas que habrá si algo así vuelve a ocurrir.
Y sí, aunque es sumamente importante brindarle toda la tención posible a quien ha sido la víctima, porque probablemente su malestar tanto físico como emocional sea significativo, es absolutamente necesario poder brindarle atención de igual forma al acosador.
¿Cómo esperamos que este tipo de actos no vuelvan a ocurrir si no lo enseñamos que está mal? ¿Si no averiguamos las verdaderas causas de su comportamiento? ¿Si no indagamos un poco más allá y nos damos cuenta de que se chico que acosa, también está sufriendo?
Como expliqué anteriormente, el perfil del acosador suele ser el de un chico cuya autoestima está afectada, carente de afecto y atención y que ha aprendido a manejar sus conflictos a través de la violencia.
Así que ese chico y esa familia también necesitan atención. Difícilmente lograremos erradicar el bullying de las escuelas si no atendemos a la verdadera causa del asunto.
Finalmente, el Acoso Escolar es un tema del que debe hablarse. Evitarlo y pensar que es algo sin importancia porque siempre ha existido, solo agravará el problema. Es importante que tanto en los hogares como en las escuelas sea un tema de conversación, para fomentar su prevención y brindarle la seguridad necesaria a quien ha sido víctima de tal acoso, para alzar su voz y hacerlo saber.
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