Cuando se tiene una relación de pareja, se traviesan varias etapas. Se comienza con el conocerse y el cortejo, para dar paso al enamoramiento y al noviazgo. Una vez que se ha establecido la relación, y con el tiempo, el noviazgo madura hacia una etapa mayor como lo es el matrimonio o el vivir juntos, y eventualmente la llegada de los hijos.
La llegada de los hijos tiende a ser para muchos el punto máximo de la relación, cuando ya han quemado todas las etapas y lo único que falta para completar esa felicidad, es una pequeña personita creada por ambos. Aunque suele ser un momento muy bonito y placentero, es además una etapa de muchos cambios, que en ocasiones, cuando no se manejan bien, pueden traer conflictos.
El tener hijos supone que la relación de pareja pasa a un siguiente nivel, ya no se trata únicamente de procurar la felicidad y cuidar de la persona que tenemos al lado, sino además de cuidar, proteger y procurar la felicidad de un nuevo integrante que ahora nos acompaña, y que durante varios años, necesitará de mucha más atención de nuestra parte.
Tanto la pareja en sí, como cada uno de los miembros, hombre y mujer, suele experimentar diversos cambios en este momento, y cada quien los vive de forma diferente. Ésta diferencia en la forma de vivenciar la paternidad o maternidad, es lo que suele traer conflictos, porque solemos colocarnos en nuestra posición sin entender los procesos que el otro pueda estar viviendo.
Regularmente somos las mujeres quienes experimentamos mayores cambios y sentimientos encontrados durante esta etapa, sin embargo, esto no quiere decir que los hombres no lo hagan. Cuando nace un hijo, para una mujer es un momento único de compenetración con esa personita que acaba de nacer de ella; pero es además un momento cargado de emocionalidad, sentimientos de alegría, miedo, estrés, preocupación, cansancio, entre otros, es lo que se suele experimentar en el postparto.
Y si a esto le sumamos el que además debemos atención a quién ahora es padre pero no ha dejado de ser nuestra pareja, y los cambios hormonales propios del embarazo y el postparto, la situación se complica más aún.
Aunque no lo creamos, para los hombres tampoco es tan distinto, exceptuando los cambios hormonales, también sienten miedo, alegría, estrés preocupación, y además de ello una mayor responsabilidad, porque ahora son la principal fuente de protección no de una persona, sino de dos o más.
Es entonces cuando todo el estrés del momento puede generar situaciones problemáticas. Los hombres tienden a sentirse poco atendidos especialmente a nivel emocional y físico, porque ahora su pareja enfoca toda su atención en el cuidado del nuevo bebé y el establecimiento del vínculo, y a nivel sexual, ya que es común que después de la llamada cuarentena (período de abstinencia recomendado por los médicos) las mujeres sientan cierto temor a reanudar las relaciones sexuales.
Por su parte, las mujeres pueden sentirse incomprendidas, agotadas y en momentos, pueden llegar a sentir que su pareja no les proporciona la ayuda necesaria, o si lo hace, no es suficiente. Y entonces, ¿cómo podemos evitar que los problemas se susciten?
Quizás no sea tan sencillo, pues requerirá de mucha dedicación y compromiso, pero puede lograrse. Habrán ciertos desacuerdos o situaciones que será inevitables, pero en la mayoría de los casos los conflictos pueden disminuirse, si aprendemos a ser empáticos.
Se trata de entender que cada quién aunque se trate de la misma situación (la llegada del bebé) la viven de formas diferentes y por ende, tenderán a reaccionar diferente. Cuando llega un hijo, se hace indispensable dejar los orgullos a un lado y centrarse tanto en el bebé, como en el fortalecimiento de la relación de pareja.
Como mujeres, no debemos sentir vergüenza de pedir ayuda, más aún, cuando precisamente una de las funciones de los padres o esposos en ese momento en específico, es esa, ayudar y acompañar en el proceso de postparto. Pero para que ello se dé, debemos aprender a comunicar realmente nuestras necesidades, ya que nadie por muy bien que nos conozca podrá saber lo que necesitamos si no lo decimos.
Por ende, la comunicación con la pareja será clave para que esta etapa se viva con mucha más tranquilidad. Como hombre, se trata de estar presente. Presente tanto para el nuevo bebé como para tu pareja, porque necesitarán de ti más de lo que crees.
Se trata además de entender, que por lo menos durante el primer mes, quizás pases a un segundo plano porque mamá y bebé deberán enfocarse el uno en el otro, el establecimiento de este vínculo especial es crucial para el adecuado desarrollo del bebé, y tú deberás estar allí para apoyarlo y propiciarlo.
Finalmente, se trata de entender que aunque lleven meses preparándose para la llegada del bebé, las cosas se dan como deben darse y los planes, casi siempre, suelen cambiar, porque en la crianza nada está escrito. Sin embargo, además de todo eso, más allá de haberse convertido en padres, siguen siendo una pareja y como tal, se deben toda la atención, amor y comprensión que se tenían antes de ser papás.
***Si te gustó este artículo, suscríbete a nuestro boletín semanal donde recibirás temas que son de tu interés, al igual que podrás colaborar con ideas y recomendaciones para nuestro equipo de escritores.
Para suscribirte completa el siguiente formulario con tu nombre y dirección de correo electrónico.
[mc4wp_form id=»3994″]