Seguramente a todos nos ha pasado. Ya es tarde en la noche, estamos agotados de un extenuante día de trabajo más las ocupaciones regulares de la vida adulta, nos estamos casi que cayendo del sueño pero en el momento en el que tocamos la cama todo eso desaparece.
A pesar del cansancio no logramos quedarnos dormidos y lo único que hacemos es pensar y pensar. A esto se le conoce como Ansiedad Nocturna, es más común de lo que se cree pero puede tratarse.
Probablemente te has visto en esa situación, miras el reloj y dices “son las 12 de la noche, debo despertarme a las 6am, tengo 6 horas para dormir”. Después de un rato de dar vueltas vuelves a mirar el reloj: “es la 1am, tengo 5 horas para dormir” Y así sucesivamente hasta que llega la hora de levantarse para ir a trabajar y te das cuenta que no has logrado dormir nada.
La ansiedad nocturna se caracteriza por pensamientos intrusivos y constantes, muchas veces obsesivos, preocupación excesiva por un tema específico que obviamente no se te deja dormir.
Sumado a esto la misma preocupación por la falta de sueño, el saber que debes levantarte pronto de la cama para otro día de trabajo o escuela, sólo aumenta la ansiedad.
Muchas personas tienen dificultades en ciertos momentos de su vida para dormir, y es que vivimos en una sociedad tan acelerada y demandante, que más bien suena lógico que estemos llenos de preocupaciones. No nos queda tiempo para realmente concentrarnos en nosotros mismos y relajarnos.
Sin embargo, cuando esto se hace constante, cuando no es sólo unos pocos días en el mes u ocasiones aisladas, ya estamos hablando de un problema más grave que afecta nuestro día a día y probablemente nuestro desempeño general, puesto que una buena noche de descanso es crucial para poder desempeñar todas nuestras actividades.
La ansiedad nocturna normalmente aparece cuando la persona está pasando por una época de crisis, bien sea por dificultades económicas, problemas de pareja, familiares o en las relaciones sociales; problemas laborales, o cuando han vivido alguna situación estresante o traumática.
La persona no puede dejar de pensar en eso que le sucede o en ese evento desagradable, y por ende no logra conciliar el sueño.
Aunque obviamente resulta molesto y muchas personas no ven una salida a su problema, lo cierto es que sí tiene solución si probamos diferentes alternativas y hacemos ciertos cambios en nuestro día a día para ello, aquí te dejo alguna claves.
- Lo primero es reconocer que hay un problema y tratar de identificar la causa, de esta forma podrás encontrar la solución. Identifica si es por alguna situación económica, familiar, amorosa o algún evento que haya elevado tus niveles de ansiedad, y así podrás tratar directamente la causa. Identificar y reconocer el problema te ayudará a buscar soluciones con mayor claridad, o pedir ayuda si es lo que necesitas.
- Si no encuentras solución a tu problema, o por el contrario es algo que escapa de tus manos pero aún así te genera ansiedad, lo mejor es que acudas a un especialista y un psicólogo puede ser de gran ayuda. La asistencia psicológica además de ayudarte a identificar la causa de tu problema, te ayudará con sus orientaciones a aceptar las circunstancias cuando no las puedes cambiar, o a encontrar soluciones por ti mismo pero que quizás estabas tan preocupado que no lograbas verlas.
- A veces las causas no necesariamente están en un problema como tal, sino en algún aspecto de tu rutina diaria que pueda estar interfiriendo con tu sueño. Por ejemplo, muchas personas por cuestiones de tiempo o porque sienten que les ayuda a descansar mejor, acostumbran a entrenar de noche. Sin embargo, para otras personas el entrenar de noche puede ser lo que esté acelerando tu organismo y no te permita dormir. Recuerda que el ejercicio puede cansarnos o puede activarnos, así que revisa si esto es algo que pueda estar ocurriéndote.
- Si es el ejercicio de noche lo que te afecta, cambia el horario pero no dejes de ejercitarte. Todos sabemos que el ejercicio físico trae múltiples beneficios para tu cuerpo y organismo, y te ayuda a reducir la ansiedad por los niveles de serotonina, así que no dejes de practicarlo.
- Intenta establecer un horario para ti mismo, esto quiere decir, tener siempre una misma hora para irte a la cama y una para despertarte. Cuanto tienes un horario establecido tu organismo se acostumbra y se ajusta a éste, logrando que concilies el sueño con mayor facilidad porque ya el cuerpo sabe que es hora de descansar. Tener horas diferentes para despertar e irte a dormir sólo contribuye con el insomnio.
- Desconéctate de todo antes de dormir. Esto quiere decir que por lo menos media hora antes de irte a la cama ya hayas dejado de revisar las redes sociales o tu correo, ver televisión y hacer cualquier otra actividad estimulante. Para conciliar el sueño lo mejor es estar en un ambiente lo más tranquilo posible, y muchas veces el estar pegado a este tipo de artefactos justo antes de dormir lo que hace es estimular tu cerebro evitando que logres quedarte dormido.
- Que tu lugar de descanso sea lo más cómodo y propicio posible. No lleves tu trabajo a tu cuarto ni mucho menos a la cama, ya que este sólo debe ser sinónimo de descanso, o para tener relaciones íntimas; pero no para trabajar. Algunos especialistas indican incluso que tener un televisor dentro del cuarto puede resultar contraproducente.
Lo importante en estos casos es primero identificar el problema y sus posibles causas, y entonces a partir de allí actuar. Recuerda que el descanso es fundamental para tu funcionamiento en general, porque una mala noche de descanso no solo afectara tu desempeño laboral o académico, sino que además puede causarte irritabilidad, somnolencia, enlentecimiento de tus funciones, y, cuando es crónico, propensión a presentar enfermedades pues tu sistema inmune se ve afectado y porque tu organismo está tan cansado que no logra funcionar completamente bien.
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