La diferencia de edad en las relaciones de pareja no es un fenómeno nuevo. Desde hace muchísimos años, incluso más de los que podamos contar, muchas personas encuentran el amor o son emparejadas con personas mayores o menores que ellas.
A pesar de que aún existe cierto prejuicio al respecto, son cada vez más las personas que se atreven a dar el paso de estar con una persona menor. Entonces, los amores de edades diferentes ¿Pueden funcionar? ¿O están destinados al fracaso?
Lo cierto es que socialmente sigue siendo un tema bastante complejo. Por un lado, es aceptado que un hombre tenga una relación de pareja con una mujer mucho menor que él, para algunos es incluso celebrado, puesto que pareciera que el hecho de estar con una mujer menor denota virilidad y masculinidad.
Por otro lado, cuando es una mujer la que forma una relación de pareja con un hombre menor que ella, las críticas, los comentarios mal intencionados y los prejuicios no tardan en aparecer.
Que si sólo se está aprovechando de ella, que el hombre realmente no la quiere, que va a volver a criar un hijo, y hasta que es una ridiculez que una mujer madura tan siquiera piense en estar con un hombre más joven.
Aunque no lo creamos, esta diferencia en la forma cómo son vistos los dos casos, influye significativamente en el éxito de la relación.
Cuando un hombre comienza o mantiene una relación amorosa con una mujer menor que él, no sólo refuerza su autoestima en el sentido de que se sienten triunfadores al haber conquistado a una mujer más joven, sino que también es casi inmediato que si sentido protector se active.
El hombre busca proteger a la mujer que es menor que él, casi de una forma paternal (en algunos casos exactamente de esta forma), y esto es precisamente lo que alguna mujeres buscan en un hombre. Sin dejar de lado la estabilidad económica que piensan que un hombre mayor les puede brindar.
A pesar de que al principio la mujer quiera traer al hombre mayor a su mundo joven, lo que finalmente sucede es que ella se termina adaptando al mundo de él, cuando éste le proporciona seguridad. De allí que las relaciones de pareja donde el hombre es mayor que la mujer tiendan a ser más duraderas.
Por su parte cuando una mujer establece una relación con un hombre más joven, las cosas pueden parecer muy fogosas al principio, sin embargo tienen mayor probabilidad de disolverse con el tiempo. Especialmente cuando la mujer se siente culpable al respecto, porque tiende a pensar más en el “qué dirán” sus hijos, sus familiares y conocidos; y esto viene dado por el estigma social que se tiene al respecto.
Sin embargo, cuando una mujer tiene la madurez y seguridad suficiente para adueñarse de su vida y no prestar atención a los comentarios ajenos, una relación entre ella y un hombre maduro puede ser significativamente provechosa y duradera.
Por ejemplo, en temas de intimidad, el sexo tiende a ser mejor (en ambos casos) porque aceptémoslo, mientras más joven más vitalidad y ganas de experimentar se tienen.
Los hombres jóvenes tienden a ser más creativos, buscan llevar a la mujer a su mundo sin presionar, y se comprometen a acompañarlas en el de ellas. Demuestran su amor con mayor fervor, lo que a la mayoría de las mujeres les tiende a encantar.
Este tipo de relaciones fomenta el crecimiento personal de ambos, por un lado porque el hombre se siente comprometido y con la necesidad de aspirar a más y mejores cosas y oportunidades, y por el otro porque la mujer se siente capaz de conectar con la juventud que aún tiene por dentro, llenándose de energía y vitalidad.
Esto claro, cuando el hombre aunque joven es lo suficientemente maduro, y en realidad la madurez es algo que no tiene que ver con la edad.
Se puede estar con un hombre o mujer mayor que no se comporte acorde a su edad, como también podemos estar con una persona menor que nosotros y con un grado de madurez superior.
Realmente el éxito o el fracaso de este tipo de relaciones de pareja va a depender en primera instancia de cómo perciban cada uno de los integrantes la relación, si lo ven como algo momentáneo o algo que tiene potencial de ser duradero.
En segundo lugar, de la seguridad y la confianza que sientan para enfrentar el mundo y los prejuicios que se les van a presentar en el camino.
En tercer lugar, de los compromisos que hayan establecido entre ellos y los roles que estén dispuestos a asumir. Que no hay roles específicos, siempre y cuando hayan acuerdos entre los miembros de la pareja. Y por último si se está dispuesto a vivir la relación a plenitud sin importar lo que otros tengan que decir al respecto, sintiéndose merecedores de ese amor que el otro le profesa.
Así que si un hombre o una mujer mayor o menor que tú muestra interés en ti, y tú también tienes interés por él o ella, no te cierres a las posibilidades, con mucha cautela déjate guiar por lo que sientes, abrazando la posibilidad de que una bonita relación pueda surgir de allí.
Olvida los juicios de otros, y sobre todo los tuyos propios, los señalamientos y la culpabilidad.
Todos merecemos ser amados, independientemente de la forma, el tamaño, color o la edad en la que venga ese amor, si se siente y es real, vale la pena perseguirlo.
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