Aunque no lo creamos, actualmente, hay muchas más personas obsesivas de lo que parece. Las características de una persona obsesiva no siempre son fáciles de detectar, puesto que muchas veces podemos confundirlas simplemente con personas muy organizadas y amantes de la limpieza; pero la personalidad obsesiva va mucho más allá.
Una persona Obsesiva es aquella que presenta pensamientos y actos repetitivos en el marco de la inseguridad, perfeccionismo, rigidez, y necesidad de retención.
Usualmente, todos tenemos aspectos de nuestras vidas en los que somos obsesivos o controladores, sin embargo, en una persona obsesiva estas características se trasladan a la mayoría de los aspectos de su vida.
Son personas en extremo perfeccionistas e inflexibles al respecto, para ellos todo debe salir bien, no hay cabida para el error, ya que se considera un fracaso.
Todo lo realizan de forma meticulosa y organizada, para que salga exactamente como lo esperaban. En este sentido, delegar trabajos se les hace sumamente difícil, porque piensan que nadie va a hacerlo como lo harían ellos.
Por ende, son amantes de las rutinas puesto que les brindan seguridad. Realizan las cosas de forma sistemática y casi siempre igual, rara vez introducen cambios o hacen las cosas de forma distinta, y cuando lo hacen, siempre debe tener una razón lógica o explicación, e igualmente estos cambios serán sistematizados.
Son controladores, no sólo de sus propias vidas, sino además de las personas cercanas a su alrededor (pareja o familiares), puesto que viven bajo la creencia de que todo lo que las personas a su alrededor hagan repercute en su propia imagen, y no se pueden permitir que otros tengan una mala idea acerca de ellos.
Buscan complacer constantemente a otros, no como una forma de ser amables, sino más bien porque temen fallarle o quedarle mal a los demás; lo que los hace en muchos casos sumisos, y en la mayoría adictos al trabajo; siendo presa fácil para jefes explotadores. Sin embargo cuando son ellos los jefes, regularmente son excesivamente exigentes con sus empleados.
Suelen ser fanáticos del orden y la limpieza, aunque existen casos en los que sus habitaciones o sitios comunes puedan parecer “desordenados”, pero para ellos significa que hay un orden establecido por ellos mismos y lo importante es que casa cosa esté en su “debido lugar”.
Suelen tener creencias e ideales muy arraigados, usualmente apegados a la moral y las costumbres. Parecen ser personas muy amables y respetuosas, y en la mayoría de los casos lo son, pero a veces esa amabilidad puede venir de una necesidad de cuidar excesivamente sus palabras y sus acciones para no originar problemas o ser vistos de mala forma.
En algunos casos, las relaciones sociales pueden costarles, ya que al ser personas en extremo lógicas y racionales, les cuesta expresar los afectos y no se dejan llevar por la emocionalidad. Al contrario, tienden a pensar que para todo en la vida hay soluciones racionales.
Ahora bien, hay una gran diferencia entre lo que es una personalidad obsesiva o persona con rasgos obsesivos, y lo que es una persona que padece un Trastorno de personalidad Obsesiva Compulsiva.
Aunque ambos se caracterizan prácticamente por los mismos aspectos, el segundo se caracteriza además por ideas obsesivas que son experimentadas por las personas como intrusivas y extrañas generándoles ansiedad, y actos compulsivos como rituales o acciones repetitivas que llevan a cabo para calmar esa ansiedad.
De esta forma, el Trastorno de personalidad Obsesiva Compulsiva, suele ser una manifestación más grave de lo que una personalidad obsesiva pueda ser. Aunque en ambos casos se genera malestar significativo; cuando hablamos de rasgos obsesivos de personalidad la persona tienden a justificar sus acciones encontrándoles una explicación y haciéndolo parte de su vida.
Es decir, para ellos es simplemente otro rasgo de su personalidad, que aunque genere malestar, no lo pueden (o no lo quieren) cambiar. Sea cual sea el caso, si está generando malestar significativo no sólo en la propia persona si no también en las demás personas de su entorno, la terapia psiquiátrica o psicológica siempre va a estar recomendada.
En la mayoría de los casos sólo con asistir a algún tipo de terapia independientemente de la corriente, las personas suelen mejorar, esto no quiere decir que van a cambiar al 100% su forma de ser, pero sí que les generará menor malestar y sabrán sobrellevar mucho mejor determinadas situaciones.
En otros casos un poco más marcados, a veces se hace necesario el tratamiento con fármacos, pero ya esto queda a facultad del especialista, y dependerá mucho del grado de las obsesiones y el malestar que producen.
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