Desde cualquier punto de vista que se vea, emigrar suele ser un proceso difícil, especialmente cuando la mayoría de tus afectos se quedan en tu país de origen o no emigran contigo.
Sin embargo, cuando hay niños de por medio el proceso se suele complicar, porque muchas veces los padres no pueden llevarse a los niños desde un principio, y allí comienza el duro proceso de emigrar sin hijos.
Para algunos esto parecerá una idea descabellada o impensable, el simple hecho de dejar a los hijos al cuidado de alguien más resulta aterrador, llegando a tildar incluso a las personas que lo hacen como irresponsables o malos padres.
Lo cierto es, que si lo vemos desde otra óptica, si de pos si emigrar es una decisión que requiere de mucha valentía, hacerlo sin los hijos requiere de mucha más valentía aún, y en la mayoría de las ocasiones es un acto o decisión que aunque dura de tomar, denota mucha responsabilidad.
¿Por qué el emigrar sin hijos es un acto responsable? Pues analicemos bien todo el proceso. Actualmente, en distintos países de Latinoamérica y el mundo se están viviendo diversas situaciones que obligan a las personas y a las familias a buscar otros horizontes.
Algunos, con un poco de planificación, determinación y suerte, logran organizar todo antes de irse, trabajo, vivienda y hasta el colegio de los niños, y cuando llegan al nuevo país, en pocos días están completamente establecidos y solo les queda adaptarse.
Sin embargo, no todo el mundo tiene estas posibilidades, algunos en medio del desespero deciden irse a probar suerte en otro país, sin un trabajo o una vivienda, por lo que al principio, son meses de mucha inestabilidad.
Mudarse de un apartamento a otro, pasar de un trabajo a otro hasta encontrar uno más estable, entre otras cosas. Por lo que arrastrar a los niños a situaciones como estas, sería aún más complicado.
Recordemos que emigrar conlleva un proceso de duelo, porque se deja atrás muchas de las personas, los lugares y las cosas que se aman, y debemos adaptarnos a unas nuevas. Para un adulto toma su tiempo procesarlo y adaptarse, es difícil, para un niño lo es aún más.
Así que sí, en muchas ocasiones emigrar sin los hijos es un acto de mucha responsabilidad, porque solo se busca estar bien establecidos para luego poder llevar a los hijos y que no tengan que pasar por las mismas circunstancias que pasaron sus padres.
Ahora bien, para emigrar sin los hijos y hacer que el proceso sea lo más tranquilo posible, es necesario tomar en consideración ciertas recomendaciones. Se debe establecer un plan a corto y mediano plazo, porque si aún no podemos brindarle estabilidad a los hijos en el nuevo país, al menos podemos brindarles la seguridad del reencuentro.
Se debe considerar la edad de los niños, el tipo de apego, y sobre todo las personas que se encargarán de su cuidado en ausencia de los padres. Por ejemplo, la idea de emigrar sin un hijo de menos de dos años, es sin duda alguna casi imposible, puesto que a esta edad necesitan mucho de sus padres, especialmente de mamá.
El tiempo que los padres pasarán alejados de los niños también es sumamente importante a considerar, ya que lo ideal es que este no exceda a un año.
Un año debería ser un tiempo más que suficiente para poder encontrar estabilidad en el nuevo país, de lo contrario, quizás ese la migración no sea tu mejor opción.
La comunicación también es sumamente importante. Cuando un niño debe despegarse por una u otra razón de su progenitor, suele necesitar mayor comunicación con él o ella, por lo que mantener comunicación constante con los niños les ayudará con su proceso de duelo, a adaptarse a la distancia y a sentirse seguros de que sus padres están para ellos a pesar de que no se encuentren en el mismo lugar.
Y, con la tecnología con la que contamos actualmente, con videollamadas, chats de whatsapp, notas de voz, redes sociales, entre otras cosas, mantenerse en contacto con los hijos no debe ser difícil.
Es además importante brindar y recalcarle al niño la seguridad de que la separación será momentánea.
Explicarles desde antes de la partida que deberán separarse por un tiempo, que papá o mamá (o ambos) estarán trabajando para buscar un mejor futuro para ellos, y que cuando tengan todo lo necesario podrán estar juntos de nuevo.
Es importante prepararlos porque en estos casos los niños deberán enfrentar un doble proceso de duelo, el primero al separarse momentáneamente de sus padres, y el segundo cuando finalmente pueden irse y deben dejar al resto de sus afectos.
Como padres es importante llenarse de valor, establecer un plan real evaluando todo tipo de contingencias, y pensar en las diferentes opciones, de manera que puedas estar preparado ante cualquier adversidad. No es un proceso fácil, y requiere de mucha valentía y fortaleza de tu parte para poder sobrellevarlo.
Sin embargo, siempre y cuando tengas un norte, con tus prioridades establecidas y trabajes duro por conseguir lo que necesitas, verás que más temprano que tarde podrás estar nuevamente disfrutando de tus hijos y con ellos, todos en un mismo lugar de residencia.
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