Desde que aparecieron las manuales psiquiátricos de diagnóstico, muchos trastornos se han hecho populares alrededor del mundo.
No necesariamente por la cantidad de personas que puedan padecerlos, sino porque a partir de una sintomatología aparente, tendemos a querer colocarle un nombre a todo.
De allí, que ante diversas reacciones, respuestas o acciones de personas a nuestro alrededor, colocamos etiquetas sin realmente saber a qué nos estamos refiriendo. En este sentido, se ha hecho sumamente común utilizar la palabra “Bipolar” de forma peyorativa, para etiquetar a personas cuyos cambios de humor no comprendemos.
Pero, ¿realmente conocemos la verdad sobre el Trastorno Bipolar?
Lo más probable es que la mayoría de la población no la conozca. Simplemente nos dejamos llevar por la interpretación o el propio significado que le damos a la palabra y no nos damos a la tarea de investigar. Hacemos referencia a la bipolaridad simplemente como cambios de humor constantes y sin explicación, y realmente es mucho más que eso.
El Trastorno Bipolar, está especificado en los manuales psiquiátricos como uno de los Trastornos afectivos, que se presenta cuando la química del cerebro se ve afectada, produciendo cambios en los estados de ánimo, que conllevan a respuestas que parecen no estar acordes o no se explican por situaciones externas.
Sí es cierto que cuando una persona presenta el Trastorno Bipolar, manifiesta cambios de humor o en el estado de ánimo; sin embargo, estos estados de ánimo tienen una duración específica en cada caso, llamándose entonces “episodios” variando de la manía a la depresión.
Hay diversos tipos de trastorno bipolar, y ellos se clasifican en relación a la intensidad de los síntomas y la duración de los episodios. Sin embargo, independientemente del tipo de trastorno bipolar que se padezca, los dos estados entre los que el ánimo fluctúa son la depresión y la manía.
Los episodios maníacos se caracterizan por períodos delimitados en los que el estado de ánimo es excesivamente elevado, irritable o expansivo.
La persona puede manifestar una alegría extremadamente intensa que no va acorde a la situación, o irritabilidad manifiesta ante cualquier situación.
Suele presentarse también a través de períodos de hiperactividad, poco o nulo control de los impulsos, llevando a las personas a cometer actos ilícitos o inmorales, gastar dinero o comer excesivamente, tener ideas exageradas de grandiosidad incluso llegando a ser delirantes, padecer de falta de sueño o exceso de energía, mostrarse verborreicas, distraídas, entre otras cosas.
Por otra parte, los episodios depresivos se caracterizan por alteraciones en el sueño y la actividad, las personas pueden dormir excesivamente o no dormir nada, de cualquier forma tienden a sentirse cansadas.
Nada ni nadie los motiva perdiendo entonces a ilusión, pueden mostrarse ansiosos o irritables, y los acompaña un estado de tristeza significativo y constante.
Sin embargo, esto no son los únicos síntomas definitorios del trastorno Bipolar, simplemente se trata de los estados de ánimo entre los que una persona fluctúa. El trastorno bipolar se caracteriza además por una importante falla en el control de las emociones, por lo que cualquier evento puede considerarse como detonante.
Entre un estado y otro, la persona puede experimentar episodios de aparente “normalidad” que pueden durar días, semanas, meses e incluso años. Sin embargo, eventualmente los síntomas de alguno de los episodios vuelven a aparecer.
Aunque es un trastorno que hasta los momentos no tiene cura, con el tratamiento psicológico y farmacológico adecuado, los síntomas pueden controlarse al punto de que las personas pueden desarrollar su vida con normalidad y desenvolverse de forma funcional.
El tratamiento farmacológico usualmente incluye medicación con anti psicóticos, que actúan como reguladores conductuales para los episodios maníacos, y antidepresivos que trabajan con la química cerebral para el control de los síntomas depresivos.
Aunque la medicación es una de las herramientas más importantes para el tratamiento de este tipo de trastornos, esta siempre debe acompañarse con atención psiquiátrica o psicológica para optimizar los resultados.
De cualquier forma, el Trastorno Bipolar es una de esas entidades de las que debe hablarse más a menudo, para informas y crear conciencia acerca del mismo; entender de qué se trata realmente, brindar apoyo a quien lo padece, y sobre todo, hacer un uso correcto del término.
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