Como seres humanos, y especialmente en estos tiempos de redes sociales y mayor exposición, la mayoría busca la perfección. Si bien es cierto que querer que las cosas nos salgan siempre bien no es del todo malo, en ocasiones produce un malestar significativo que sí es negativo. El ser perfeccionista tiene aspectos buenos y malos, todo va a depender de cómo lo asumamos.
Un perfeccionista es una persona que siente la necesidad de ser excelente en todo lo que se plantea, que usualmente se coloca a sí mismo altos estándares, y tiene grandes expectativas para con su persona. Usualmente, tienden a ser personas sumamente críticas de sí mismas, y padecen de un terror a veces incontrolable, ante la posibilidad de cometer errores.
Todos, en algún momento de nuestras vidas hemos buscado la perfección. Bien sea en un trabajo o en la escuela, a la hora de conseguir pareja y establecer una relación, en una presentación, con la familia, etc., sin embargo, cuando ésta búsqueda de perfección se hace constante, extendiéndose a todos los aspectos de nuestra vida y produciendo malestar, es cuando hay un problema que necesita atención.
Diversos estudios y artículos en la web plantean que existen dos tipos de perfeccionismo. El perfeccionismo adaptativo, y el perfeccionismo desadaptativo; lo que podríamos traducirlo en un perfeccionismo bueno o positivo y uno malo o negativo.
Al hablar de un perfeccionismo adaptativo, se hace referencia a ese tipo de perfeccionismo en el que las personas buscan la excelencia, sin embargo lo hacen a través del establecimiento de metas altas pero reales y razonables, evaluando primero los recursos con los que cuentan para cumplirlas.
Por ende, estas personas tienden a cumplir sus metas con regularidad, puesto que éstas han sido analizadas con detenimiento y se ha establecido un plan real para alcanzarlas. Es decir, su perfeccionismo les sirve como orientación para poder alcanzar dichas metas, y no les produce malestar.
Por otra parte, el perfeccionismo desadaptativo hace referencia a esas personas que buscan ser excelentes o los mejores en todo lo que se propongan o todo lo que se les presente, sin dar cabida a errores, y muy probablemente estableciendo metas poco reales o razonables.
Cuando las cosas no sales como esperaban, este tipo de personas sienten un gran malestar, puesto que el cometer errores es considerado como un motivo para perder el respeto de los demás, de allí su incontrolable temor al fracaso. El perfeccionismo domina las vidas de estas personas y en la mayoría de las ocasiones, es precisamente eso lo que los lleva a fracasar.
Ahora bien, ¿por qué el perfeccionismo puede llevar al fracaso? Pues bien, existen diversas razones, pero la principal es el propio miedo al fracaso lo que los lleva a auto-sabotearse. El constante temor a equivocarse, genera pensamientos o creencias negativas de que es esto lo que va a suceder, llevando a que la persona inconscientemente fracase para mantener la creencia.
En este sentido, este tipo de perfeccionismo también suele ser paralizante. Esto se refiere ya más al plano físico, cuando la persona en su extrema preocupación por los resultados asume que todo va a salir mal y por ello, se queda estático sin siquiera intentarlo.
Puede además resultar procrastinante, puesto que es común que las personas tiendan a aplazar sus deberes o tareas, por creer que aún no es el momento perfecto para llevarlas a cabo, viéndose entonces envueltos en un sinfín de tareas sin completar, lo que genera aún más ansiedad.
De allí, que las personas perfeccionistas estén constantemente estresados por la cantidad de trabajo que se les acumula, y la necesidad de cumplir con todo, lo que además puede llegar a generar una adicción al trabajo.
Es por ello que en estos casos, el perfeccionismo suele ser más negativo que positivo. Además, no sólo te afecta a ti como persona, sino que termina afectando a las personas en tu entorno y tus relaciones sociales, puesto que para los demás es bastante difícil lidiar con los estándares de perfección de otros.
Al ser en extremo perfeccionista, se dificulta el trabajo en equipo ya que la necesidad de controlarlo todo del perfeccionista para que todo salga bien, no permite los aportes ni valida el trabajo de los demás, generando incomodidades en los demás compañeros del equipo.
Si te sientes identificado con algunos de estos aspectos, es conveniente revisar qué tan perfeccionista eres, y cómo eso está afectando tu día a día y tu vida en general. El perfeccionismo a la autocrítica constante debilita tu autoestima, generando no sólo un estrés significativo, sino dando paso además a trastornos de ansiedad y síntomas depresivos.
Es por ello que se hace tan importante entender que las cosas tienen su curso, que debemos trabajar y esforzarnos por lo que queremos, pero que sin embargo, no tenemos el control sobre todo y las cosas pueden no salir como lo esperamos.
Si tenemos una buena actitud al respecto, muy seguramente sabremos cómo canalizar esas situaciones que se nos presentan, solventar lo que deba solventarse, y continuar avanzando así sea por otra ruta, hacia lo que queremos lograr.
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