“Las personas con habilidades emocionales bien desarrolladas tienen más probabilidades de sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los hábitos mentales que favorezcan su propia productividad; las personas que no pueden poner cierto orden en su vida emocional libran batallas interiores que sabotean su capacidad de concentrarse en el trabajo y pensar con claridad”.
… Dr. Daniel Goleman
Estas sabias palabras dichas por D. Goleman, introductor del término Inteligencia Emocional en el año 1995, han recorrido el mundo entero, ayudando a muchos a hacer las paces consigo mismos. Nuestro ser es básicamente emociones y debido al manejo que tengamos de ellas, provocamos reacciones en nosotros y en los demás, las cuales a su vez desencadenan nuevas reacciones y así se va la cadena. Goleman nos explica cómo manejar de forma productiva nuestras emociones; controlarlas para evitar sufrir batallas internas que solo provocan un deterioro emocional. Debemos detenernos por un momento y pensar, que somos y a donde queremos ir? Necesitamos estar todo el tiempo sufriendo y batallando por cómo se dan las cosas? Si la respuesta es no, entonces debemos comenzar a hacer un cambio drástico en nuestro estilo de vida.
Pensemos que cada cosa que hacemos no es recibida de la misma forma por los demás. En base a esto debemos estar preparados para las variantes reacciones y no esperar a que los otros reaccionen como nosotros reaccionaríamos. Las personas que llevan este pensamiento como bandera, sufren mucho, y se la pasan comparándose con los demás en el sentido de que “es que yo no lo haría así”; Pues error! Si usted no lo haría así, no espere que los demás lo hagan como usted quiere ya que puede que su punto de vista o de actuar no sea el correcto, solo sea la forma en la que usted aprendió a sentirse cómodo.
Tenemos siempre que pensar que somos mentes distintas con crianzas distintas, y que cada cual es un mundo de emociones que no tenemos por qué reaccionar igual ante un mismo problema. Pensemos también que todos a pesar de la imagen que proyectamos tenemos sentimientos ocultos que no sabemos cuándo saldrán y de qué forma lo harán.
A veces nos hacemos una pre imagen de alguien sin que este alguien se nos haya mostrado como es, y una vez lo hace, si no es lo que esperábamos, nos sentimos decepcionados y hasta deprimidos ya que nuestra percepción de esa persona ha quedado por el suelo. Pero… de quien ha sido la culpa..? No es de esa persona, es solo nuestra por hacernos una imagen falsa de lo que queríamos que esa persona fuera. Esto sencillamente se debe evitar, no es saludable para nuestras emociones. No podemos andar por la vida haciéndonos ideas de cómo es fulano o mengano. Las personas son como son y nosotros no podemos cambiarlas. Pero si podemos controlar lo que pensamos y los pre-juicios que hacemos y las falsas expectativas que nos hacemos de los demás. Esto es primordial para cuidar nuestro estado emocional.
Por otro lado debemos cuidar nuestra forma de reaccionar. Debemos hacernos el hábito de pensar antes de actuar. Recuerda que no todos toman las cosas como nosotros las tomamos y lo que para usted puede ser la mejor reacción del mundo para otros puede ser una reacción que incomode, que atosigue y caiga mal. Piensa y analiza bien antes de responder algo e interpreta los lenguajes de las personas. Muchas veces nos dicen de una forma educada y bonita que no necesitan nuestra ayuda en algo, pero nosotros con el pensamiento de que “estoy haciendo lo que me gustaría que hicieran por mi” seguimos tratando de meter nuestras narices en lo que realmente no nos han pedido ayuda. Tomate tu tiempo y piensa: en qué momento pidieron mi ayuda? Créeme que hacerte esta pregunta te ahorrara desgaste emocional que no necesitas.
Practícalo!
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