Enfrentarse a la realidad de que un hijo tiene sobrepeso puede resultar un choque fuerte para algunas familias.
Muchos padres no lo notan refugiándose en la creencia de que “está bien” o “sólo le falta estirarse un poco” hasta que personas a su alrededor, o el mismo niño por comentarios de otros, se los hacen saber.
Actualmente, la obesidad, es uno de los mayores problemas de salud a nivel mundial, ya que genera una serie de consecuencias a nivel físico y emocional, desde enfermedades como la diabetes o hipertensión, trastornos metabólicos, enfermedades coronarias, ansiedad, depresión y en muchos casos, hasta la muerte.
Por lo tanto el sobrepeso y la obesidad, es un tema que no debe tomarse a la ligera, y mucho menos cuando se trata de un niño.
Por muy dura que pueda parecer la batalla, siempre habrá formas de ayudar a nuestros niños (y a nosotros mismos) a llevar un estilo de vida más saludable, especialmente si ese es el foco de atención, la salud en lugar de un cuerpo perfecto.
Si hemos notado que nuestro hijo o hija tiene algunos kilitos demás, es el momento indicado para actuar. Es mejor tratar con el problema del sobrepeso cuando está iniciando, que hacerlo cuando ya está avanzado.
Es de vital importancia llevarle al médico a que le realicen una valoración, en estos casos siempre es mejor contar con la opinión de un profesional en el área.
Una vez que hayas identificado la situación y la hayas confirmado con algún doctor o profesional, es hora de comenzar el trabajo. En primer lugar es súper importante entender que si un hijo tiene sobrepeso no es un problema sólo de él o ella, es un problema familiar y como tal, debe trabajarse.
Recordemos que los niños son el reflejo de sus hogares, de sus vivencias con sus padres, hermanos y demás familiares, y de la dinámica que en la familia se lleva. Por lo tanto, la obesidad o el sobrepeso de un niño, es el reflejo de lo que está viviendo en casa.
Entender esto te llevará como padre o madre a manejar el problema de la mejor forma posible, puesto que podrás identificar las causas del sobrepeso de tu hijo; que pueden ir desde un estilo de vida familiar poco saludable, problemas hormonales, hasta situaciones o conflictos emocionales que llevan al niño a refugiarse en la comida.
Como expliqué más arriba, el sobrepeso de un niño es una situación familiar, por ende su solución involucra a toda la familia. Debemos hacerle saber al niño que no está solo, que estamos allí para acompañar su proceso, pero especialmente, debemos evitar hacerle sentir diferente al resto de los miembros de su familia.
Esto quiere decir que si queremos brindarle una alimentación más saludable a nuestro hijo, todos en el hogar debemos apegarnos a ello. En nada lo ayudaremos si le indicamos que debe comer una ensalada para cenar, mientras el resto de la familia come una hamburguesa y papas fritas. El cambio en el estilo de vida depende de todos, y así, todos se verán beneficiados.
Muchas veces los niños (y los adultos) comen por ansiedad, porque se sienten aburridos. Para evitarlo provee a tu hijo con una rutina en la que estén especificadas sus tareas y actividades, está presente, juega con él o ella, involúcralo en actividades recreativas, de esta forma no tendrá tiempo para aburrirse y recurrir a la comida.
Mantén alimentos saludables en casa en lugar de comida chatarra, chucherías o aperitivos llenos de azúcar y/o sodio. Esto no quiere decir que de vez en cuando no puedan darse un gusto, se trata de mantener un equilibrio. Sin embargo, al tener sólo alimentos saludables a su alcance, nos aseguraremos de que estará comiendo algo nutritivo cada vez.
Evita imponerte, limita sus opciones pero déjale elegir. Es decir, en lugar de obligarle a llevar una manzana como snack para la escuela, ofrécele dos o tres frutas o snacks saludables y déjale que elija el que más le guste para ese día. Si los niños ven este nuevo estilo de vida como una imposición u obligación, difícilmente podrán adaptarse a el.
Fomenta en ellos la actividad física. Esto no quiere decir que necesariamente deban realizar algún deporte, puesto que hay niños a los que no les gustan, sin embargo hay un sinfín de actividades físicas que pueden realizar solos o en familia, y de seguro alguna de ellas le resultará atractiva.
Puede intentar bailar, trotar, saltar la cuerda, manejar bicicleta o patinar, e incluso cosas tan sencillas como ir a un parque y jugar al aire libre, pueden resultar sumamente beneficiosas y funcionan como actividad física. Que el cuerpo se mantenga activo y en movimiento es sumamente importante.
Por otra parte, también es necesario revisar si tu hijo está descansando lo suficiente. Muchas veces la falta de sueño y descanso pueden contribuir con el sobrepeso de tu hijo. Sentarse a comer en familia también suele ser de mucha ayuda.
A veces, entre el ritmo de vida que tienen los padres, los niños comen a deshoras y muchas veces cada quien en un momento diferente.
Planificar al menos una comida al día en la que puedan sentarse todos juntos a comer en la mesa es de extrema importancia, puesto que te brindará a ti como padre la oportunidad de escuchar a tus hijos y ayudarles con sus problemas, y tus niños aprenderán de ti a comer mejor puesto que aprenderán con el ejemplo.
No uses la comida como premio/castigo o para manipularle. Evitar hacer comentarios del tipo “si te comes las verduras puedes comer luego helado”, o “no habrán dulces si no terminas tu cena”. Finalmente, asegúrate de estarle enviando los mensajes adecuados a tu hijo/a. Hazle saber que le quieres por lo que es, independientemente de cómo luzca su cuerpo, siempre vas a quererle.
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