Con regularidad el simple hecho de llorar es etiquetado como un símbolo de debilidad. Muchas veces nos contenemos de hacerlo, porque sentimos temor de lo que otras personas puedan pensar de nosotros, o peor aún, porque nuestra propia concepción de nosotros mismos no nos permite hacerlo, por temor a sentirnos vulnerables y disminuidos. Pero ¿es beneficioso llorar?
No podríamos estar más alejados de la realidad. Aunque en cierto modo el llorar expone nuestra vulnerabilidad, esto no es un hecho negativo, porque como seres humanos todos tenemos debilidades y fortalezas, y todos pasamos por momentos angustiantes que necesitamos drenar, y llorar es la mejor forma de hacerlo.
Incluso, el llanto en sí, tiene un sinfín de beneficios, no sólo a nivel emocional, sino además a nivel hormonal y para nuestra salud. Cuando nos sentimos tristes, angustiados, nerviosos o estresados, y nos contenemos de expresar lo que sentimos o reprimimos nuestras emociones, no sólo aumentamos el nivel de estrés o ansiedad, sino que además nuestro sistema inmunológico también se deprime, lo que puede dar lugar a la aparición de diversas enfermedades.
Emocionalmente, no expresar nuestros sentimientos y emociones nos vuelve más irritables, los niveles de estrés aumentan, nos mantenemos en un estado de alerta constante, andamos por la vida como si todo nos molestara.
Esto, además de hacernos sentir mal de por sí, también conlleva a que las relaciones sociales se vean afectadas, porque probablemente nadie querrá socializar con alguien cuyo estado de ánimo sea de irritabilidad constante.
Por el contrario cuando lloramos, es como si limpiáramos nuestro cuerpo y nuestra alma de todas esas impurezas que nos están afectando.
Llorar no va a solucionar la situación inicial que provocó el llanto, pero probablemente si nos sentiremos mucho más tranquilos y relajados después de hacerlo porque nos habremos desahogado.
Llorar nos brinda cierta tranquilidad, y nos permite entrar en un estado de mayor quietud y relajación en el que quizás podremos analizar las cosas con mucha más calma y encontrar una solución, o nos permitirá aceptar la situación y seguir adelante.
Por ende, llorar no te debilita, al contrario por muy vulnerable que te sientas, posteriormente te brindará la fortaleza que necesitas para continuar. Ayuda también al fortalecimiento de los vínculos, porque al sentirnos tristes, siempre habrá una persona dispuesta a ayudarnos y brindarnos consuelo. En ocasiones, nos lleva a reconocer nuestras faltas, por lo que también nos sirve para identificar esos aspectos en los que necesitamos mejorar.
Físicamente llorar también trae muchos beneficios. Por ejemplo, al llorar nuestro cuerpo libera una serie de hormonas y sustancias de nuestro cuerpo que funcionan como activadoras de estrés, como adrenalina, endorfinas, noradrenalina y manganeso; disminuyendo así su concentración en nuestro cuerpo.
Las lágrimas además, cumplen con una función limpiadora, eliminando bacterias y toxinas que pueden afectar nuestra vista, además limpian los canales visuales y mantienen nuestros ojos húmedos, evitando la resequedad.
Claro que como todo, un llanto excesivo también puede resultar perjudicial, porque probablemente nos esté enviando señales de que hay algo más detrás del llanto, que no está del todo bien.
Sin embargo, siguen siendo muchos los beneficios que el llorar nos trae, más allá del simple pero poderoso hecho de expresar nuestras emociones. Date el permiso de llorar, de sentirte vulnerable, de conectarte con lo que sientes y dejarlo fluir; porque después te sentirás mucho mejor y con más capacidades de afrontar el mundo.
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