Muchos hemos oído hablar de una narcisista, y le damos un significado a su personalidad entre el egocentrismo y el amor propio; nada más lejos de la realidad.
Lo cierto es que una persona con un trastorno de personalidad como lo es el Narcisismo, sufre de una autoestima tan baja, que tiende a realizar un mundo paralelo casi mitómano y en ocasiones, mitómano del todo, para poder sentirse bien.
Esta realidad formada, gira entorno a sus habilidades y cualidades, teniendo una necesidad excesiva de admiración y de llamar la atención. Suena algo ilógico pensar que estas personas con tal grado de baja autoestima y retraimiento social, puedan llegar a ser el centro de una fiesta o escalar posiciones altas en un centro de trabajo.
Resulta muy difícil explicar desde un punto de vista no clínico, las cualidades de un narcisista, pero haremos el mejor intento.
Una persona narcisista, como ya dijimos, no tienen una buena autoestima y es muy sensible a las críticas de los demás, de hecho no las aceptan.
Ellos pueden hacer de un pequeño evento insignificante, algo grandioso y atribuirlo inmediatamente a su inteligencia por haberlo descubierto.
Necesitan gritarle al mundo lo inteligentes, seguros y capaces que son, solo con el fin de ocultar su verdadera imagen. Por el contrario, cuando alguien más hace un descubrimiento en verdad sorprendente, el narcisista tiende por ley a desmeritar el hecho y en algunos casos a atribuírselos a ellos mismos sin asco ni el menos remordimiento.
El narcisista es una persona con poder de manipulación increíble más con aquellas personas que pueden representar una gran amenaza en su círculo. Es por esto que socialmente casi siempre naufragan luego de dejar a los demás decepcionados ya que frecuentemente, esa grandiosidad no es cierta y son ellos mismos los que se delatan.
La visión de vida de una persona Narcisista es única, sus ideas son irrebatibles pues son dueños de la verdad absoluta y nadie puede interferir en eso. Son incapaces de ponerse en el lugar de otros por lo cual carecen de empatía. Para ellos no hay ser superior a ellos mismos pero no les basta con pensarlo sino que deben gritarlo al mundo para que todos lo sepan y lo crean en un fallido intento por mejorar su propia autoestima. Son personas ostentosas que no saben cómo derrochar hasta lo que no tienen solo por ganar admiración.
En las relaciones personales, suelen ser muy manipuladores, con el mejor carisma del mundo y las palabras más dulces, llevan a sus víctimas a donde ellos las puedan consumir del todo, dejándolas sin autoestima propia ni valía. Necesitan ver que tienen el control y de eso se alimentan.
Pueden despojarlas de todo sin levantar la más mínima sospecha. Se motivan con saber que otra persona depende de ellas. Es por eso que al principio de una relación suelen ser todo lo que se espera de él o ella, luego poco a poco y sin que se den cuenta, va cerrando los medios de soporte de esa persona controlando su vida del todo. Son demandantes y arrogantes, creen que se lo merecen todo y en su alma no hay espacio para más nada que ellos mismos.
Hay teorías que dicen que este tipo de trastorno nace de un abandono en la infancia por parte de la madre, o algún tipo de maltrato.
Tras teorías afirman que son por carencias materiales lo cual ocasionaba vergüenza, este último aspecto es muy similar a la teoría que explica la mitomanía. Recordemos que estos dos trastornos están muy relacionados. Lo cierto es que un trastorno muy difícil de tratar y de diagnosticar, puesto que los narcisistas nos hablan con tal seguridad que cuenta poner en tela de duda las cosas que dicen. Solo cuando sus exageradas ideas salen a flor de piel, podemos comenzar a sospechar. También suele ser muy difícil ayudarles, puesto que su borrosa imagen de si mismos no los deja ver lo que todo el resto del mundo ve.